Superficie de la reducción del ámbito protegido en 29.000 mts cuadrados.
Ilustración del articulo "Pasarse de la raya"
(Gara28 OCT. 2024 ). en amarillo 100 mts y naranja 20 mts
El autor hace hincapié en la importancia de que el trazado de las rayas urbanísticas se rija solo por razones técnicas, para
evitar, de paso, la tentación de contentar «los intereses inmobiliarios
de los de siempre». Así, pone el foco sobre Lakua y su -de pronto-
urgente necesidad por hacerse con la competencia de la gestión del
litoral, donde ve el deseo por controlar el trazado de la línea de
costa.
(GARA)
Pasarse de la raya
Una raya dibujada en un plano de urbanismo puede cambiarte la vida.
Porque la raya separa dos situaciones diferentes. Puede hacer que seas
rico, o casi. Que desaparezca ese uso ruidoso que no te deja dormir. O
que te despojen de la casa en la que llevas viviendo toda tu vida. Por
eso es tan importante que los motivos para el trazado de las rayas
urbanísticas sean bien técnicos, lejanos de toda subjetividad.
El revuelo que ha montado el nuevo Gobierno Vasco por la
necesidad de la competencia de la gestión del litoral, que de repente
parece urgentísima, es sobre todo consecuencia del deseo por controlar
el trazado de una raya. La de la línea de costa. La raya que marca hasta
dónde llega oficialmente la ribera del mar, que es pública, y unas
franjas de servidumbre de tránsito y de protección que hay que respetar,
aunque estén sobre terrenos privados.
La cuestión es que dicha raya entorpece, entre otros, dos de los
proyectos más publicitados últimamente por el PNV: los cuarteles de
Loiola en Donostia y el Guggenheim de Urdaibai. Dos proyectos
absolutamente diferentes, pero que tienen un problema en común: la línea
de costa no está donde los jelkides quieren que esté. Pero esto,
parafraseando a aquel ministro, te lo afina Sabin Etxea. ¿Cómo? Con la
consabida competencia de ordenación del litoral. Una competencia que, de
repente, es de las más urgentes en ser traspasada.
Parece que a algunos les molesta la ley de costas de 1988, que fue
tan necesaria desde el punto de vista del medioambiente y del uso
público de la orilla del mar. Una ley que si hubiera llegado antes,
habría evitado, por ejemplo, aberraciones como la urbanización Sopelmar,
construida sobre un precioso acantilado de Sopela. Una ley que desde
que se aprobó dio soporte jurídico a diferentes grupos ecologistas en no
pocos contenciosos contra los intereses inmobiliarios de los de
siempre.
"Parece que a algunos les molesta la ley de costas de 1988, que fue tan
necesaria desde el punto de vista del medioambiente y del uso público de
la orilla del mar."
Como la servidumbre de costa es cinco veces menor en suelo urbano,
siempre se ha forzado la máquina para considerar urbanas hasta marismas y
vegas de ríos. Hace tres décadas se intentó imponer la lógica
desarrollista frente a la lógica ecológica en lugares como la marisma de
Txipio, entre Plentzia y Barrika, para construir un puerto deportivo y
750 viviendas, que fueron frenados por el deslinde de Costas. Hace 15
años, aprovechando la ilegalización de la izquierda abertzale, se
intentó urbanizar y construir 500 viviendas en la marisma de Aieri de
Ondarroa. Y ahora mismo se está estirando el chicle de lo urbano en
marismas que se deberían recuperar como Osinbiribil en Irun, con una
recalificación proyectada en Azken Portu para 200 viviendas en la
parcela industrial de Recondo, o con 1.000 viviendas en la vega de
Lamiako de Leioa, que deberán guardar una servidumbre menor tras
plantearse el desvío de la desembocadura del río Gobela. Humedales sí,
pero...
Algunos de estos proyectos pueden albergar viviendas sociales, claro.
El barrio de 1.500 viviendas que se proyecta en los terrenos de los
cuarteles de Loiola, sobre las antiguas marismas del Urumea, puede
justificarse en cierta medida desde el punto de vista social, en un
contexto de necesidad de vivienda. Pero a nadie se le escapa que aquí
hay más intereses en juego. Sobre todo de carácter inmobiliario.
Y otros intereses económicos. La planta de coque de Petronor, en las
marismas del Barbadun como el resto de la planta, se construyó entre
2010 y 2013 sin el informe preceptivo de Costas. En La Herrera, Pasaia,
se ha desafectado ad hoc una parcela para construir la carísima
residencia Adinberri, en un espacio que en la propuesta ganadora del
concurso internacional de ideas de 2009 se dejaba como espacio libre
verde, en el que bien podría haberse desenterrado el río Txingurri.
Ídem con las marismas del Oka en la reserva de Urdaibai. Porque estos
mismos días se está modificando a la carta la servidumbre de protección
en los astilleros de Murueta, para pasar de 100 metros a 20. Así, se
logran 80 metros más para exponer por enésima vez las aburridas
serigrafías de Warhol. Nos reíamos cuando el PP modificó la ley de
costas en 2013 moviendo la raya para amnistiar urbanizaciones como
Empuriabrava de Girona...
Ahora el PNV quiere decidir quién puede ocupar el dominio público
marítimo-terrestre, justo en el momento en el que la línea de costa se
inmiscuye en sus proyectos “estratégicos”. Quiere una competencia que ni
siquiera aparecía en su informe de prioridades de negociación de las
transferencias pendientes en 2001. ¿Para pasarse de la raya?
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