La situación política en la que ha quedado la izquierda abertzale tras las pasadas elecciones en el tercio de la CAV conlleva la importancia de ser la primera fuerza municipal en Euskal Herria, con lo cual, la responsabilidad para con los administrados/as adquiere un nivel de importancia absoluto. La confianza que la población vasca ha depositado en EH BILDU tiene la virtud de ofrecer una lectura directa sobre la importancia que tienen los ayuntamientos y concejos en el proceso administrativo de sus pueblos y barrios, así como del actuar político desde el punto de vista de la honestidad y el respeto al bien común.
Los pactos postelectorales suelen ofrecer intereses bastardos y clientelares, con los que se pretende suavizar derrotas o magnificar abrazos forzados para negar los hechos reales sucedidos, de ahí las posturas del PNV y PSE ante sus resultados obtenidos por la izquierda soberanista y las contradicciones que ello conlleva; se unen para batallar contra una realidad política que todo el mundo conoce y sabe, contra unos resultados innegables que desbaratan una inercia que se consideraba inamovible.
El tiempo transcurre con ritmo suave, pero constante, avanza sin pausa y deja opciones abiertas, nuevas, aportando sensatez y respuestas relajadas y firmes. El resultado supone estrabismo y dificultad para el entendimiento, pues nadie se preocupa ante el reparto de sillones o de carteras más o menos importantes, pues el peso en la balanza se presume suficiente para apoyar o denunciar, según avancen, las propuestas que la unidad antinatura desarrolle.
Estas reflexiones obedecen a la importancia que para mi supone el trabajo y la acción municipal, así como la responsabilidad que se adquiere cuando eres votado de manera principal para ejercer el gobierno de tantos ayuntamientos en nuestros territorios, sean de la CAV, como de Nafarroa e Iparralde. Los años pasados en dicha actividad dejan huella y entre los recuerdos emergen hechos que tienen una importancia real a la hora del compromiso con la sociedad. Los años pesan y los recuerdos emergen cuando miras en la biblioteca y te encuentras con trabajos realizados en común para el ejercicio de una política correcta en materia de administración municipal. Han surgido dos publicaciones creadas por la Comisión Nacional de Urbanismo (Herri Batasuna) que, después de muchas jornadas de trabajo, salieron a la luz para ayudar a comprender la importancia de una correcta interpretación de la legalidad y el desarrollo de la política urbanística de nuestro pueblo.
Los libros son dos: "Bases para una política urbanística municipal" (1982) y "Etxe bizitza politika - Política de vivienda municipal" (1988). Dichos trabajos supusieron horas de reuniones y debates, entre técnicos y cargos electos miembros de dicho Comisión Nacional, representando a los cuatro herrialdes del sur de EH. Hoy, por desgracia, varios de los técnicos y políticos que participaron en la confección de dichos trabajos han fallecido, sin embargo, sus ideas y aportaciones están vivas en el papel.
Lo importante de la relectura de estos libros se halla en el contenido y la fecha en que se trabajaron, pues su salida a la luz supuso un salto cualitativo en la defensa del suelo y en la lucha contra la especulación y las tramas mafiosas de la promoción. El primer libro fue solicitado desde Andalucía, Valencia y otros lugares de la península, felicitándonos por la aportación en aquellos primeros años de la reforma política (eran personas de izquierda y nada que ver con los partidos del pacto...). Un libro sencillo que ayudó a entender la importancia de la política urbanística municipal en el desarrollo coherente de nuestros pueblos. No se puede evitar el aluvión de recuerdos que acuden cuando pasas sus páginas y la translación a los momentos actuales, donde la importancia de la representación municipal de la izquierda abertzale-soberanista resulta mayoritaria y el buen hacer resulta primordial y necesario.
Ocurre lo mismo con el segundo libro y que de un modo claro entra de lleno en el problema actual que se sufre en nuestro país y también en la España monárquica: se trata de la vivienda y la política de desarrollo y uso. Han pasado 36 años desde que dicho libro se armó para instruir y resaltar el problema de la vivienda entre los cargos públicos del municipalismo soberanista y releyendo sus páginas nos encontramos con la dura realidad actual y las propuestas que entonces se ofrecían para avanzar en soluciones... Con estos recuerdos me asalta la pregunta de si seremos capaces de responder a la sociedad con cohesión y eficacia a la hora de enfrentarnos a la confianza que nos han otorgado, pues lo que no puede ni debe ocurrir es que haya vacíos de gestión por falta de apoyo o asesoramiento.
No tengo dudas sobre la entrega y capacidad de nuestros representantes, pero la responsabilidad ante semejante objetivo nos debe llevar a desarrollar nuestra política de escucha y participación, prestando atención a los planteamientos populares y luchando sistemáticamente contra las manipulaciones y los objetivos impositivos y prevaricadores. Somos muchos/as y nuestro poder representativo resulta impresionante, lo cual nos visibiliza y nos sitúa en el panel prominente de la sociedad; vamos a ser muy visibles y los contrarios buscarán lupas para encontrar errores y defectos, cuestión que pudiera ocurrir, pero que se debe evitar en la medida de lo posible.
Como medida importante están las jornadas municipalistas desarrolladas para con los cargos electos de estos días, donde seguro que se han planteado todas las vertientes de la responsabilidad y el trabajo a desarrollar, con debate e ilusión por el duro trabajo que se avecina, lo cual nos situará en el camino correcto, cara al futuro hasta lograr la hegemonía en la representación política de nuestro pueblo. Gora herria! Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!
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