Urdaibai. Los mellizos de Puppy

Batzoki de Bermeo 1932 - Arquitecto: ISPIZUA SUSUNAGA, Pedro

 


Juan Ramón Lombera
Arquitecto. Licenciado en Historia. Exprofesor de EHU

Urdaibai. Los mellizos de Puppy

Las noticias sobre el proyecto Guggenheim-Urdaibai, y particularmente, el reciente artículo del profesor Ramón Zallo sobre el tema, han motivado, en buena medida, las siguientes reflexiones.

La primera parte de dicho artículo es una sumaria, pero clara y sustanciosa exposición –en base a la información conocida– de la problemática que provocaría esa incomprensible decisión institucional de incrustar edificios y usos intensivos en plena Reserva de la Biosfera. El análisis destaca sin rodeos lo negativo de un proyecto cocinado a escondidas, que no produciría el necesario desarrollo socioeconómico integral, ni la mejora del nivel cultural, ni la gestión conveniente del sector rural, la ecología, el paisaje, el patrimonio, etc. Los rotundos argumentos de la crítica solo permiten una conclusión: el proyecto gubernamental es inaceptable.

Sorprende, pues, que a esos contundentes comentarios, se añada una serie de condiciones y salvedades que los contradicen e invalidan.

Así, la oportuna propuesta del profesor Zallo –esencial, necesaria desde hace tiempo– de elaborar un «Plan Socioeconómico Comarcal Integral», para empresas industriales, agrícolas y de servicios y nuevos empleos cualificados, tiene valor propio y dejaría sin razón de ser el proyecto Guggenheim, reduciéndolo a algo prescindible, dados sus limitados objetivos, llenos de incógnitas y marcados por más que probables efectos indeseados.

Cualquier proyecto relevante en Urdaibai tendría que ser previamente definido por el Plan Socioeconómico, tras el obligado y riguroso análisis de la situación; no se pone el carro delante del caballo. El proyecto de museos, impuesto «a priori», anularía la objetividad del análisis y del Plan, con el riesgo añadido de su utilización como disfraz racional de lo que solo es una peligrosa decisión «por-mis-huevista»:

Las demás «condiciones» del escrito comentado, no afectarían a lo substancial del problema. La protección al arte vasco, las viviendas para jóvenes, la mejora de la accesibilidad o el apoyo a euskera, etc., son obligaciones ordinarias de gobierno, exigibles en todo caso; nunca moneda de cambio en un negocio ajeno a ellas.

Si hablamos de cambio de guion, ¿qué parte de este evitaría las afecciones negativas a la protección de la Reserva de la Biosfera, o los efectos urbanísticos? En este campo, vistos los datos del proyecto, sí que están claros los objetivos de negocio: el propio de la Fundación norteamericana, las construcciones e infraestructuras, el turismo masivo y la hostelería intensiva, las expectativas inmobiliarias en núcleos y terrenos, ayer productivos y hoy baldíos... En un bello paisaje protegido de campiña no pocos propietarios, autóctonos o no, esperan ahora el santo advenimiento de las urbanizaciones: el viejo y desprestigiado modelo hispano de «desarrollo», poco cualificado, vulnerable, precario.

Tampoco el pretexto «cultural» del proyecto se sostiene. La cercanía de los museos bilbaínos de artes plásticas podría satisfacer parte importante de las demandas comarcales, si las hubiere; sin perjuicio de las complementarias acciones locales. Pero si el Guggenheim-Bilbo tuvo positivas repercusiones socioeconómicas, no son tan claros sus efectos culturales. Los museos actuales son algo más que almacenes de obras artísticas, para contemplar, incluso gozar; mucho menos de objetos a «consumir». Un museo debe conectarse a su entorno en una red de actividades creativas, didácticas, divulgativas, etc.

Los museos, necesarios servicios sociales, requieren un ambiente cultural propicio, un grado básico pero generalizado de conocimientos, que hoy, en nuestro País, se limita a determinados reductos y contextos. Ambiente que depende, como se sabe, de adecuados niveles de formación e información. En nuestro caso, ello implicaría, al menos, una mayor cualificación docente en materias artísticas para la enseñanza obligatoria. Asimismo, dado el potencial pedagógico de los medios audiovisuales públicos, estos tendrían que mejorar sustancialmente su pobre programación de contenidos culturales. No son tiempos de panem et circenses.

Para activar el interés cultural no bastan puntuales y espectaculares eventos, o grandes instalaciones. Se precisan, junto a una básica educación, iniciativas, ideas, personas capaces y apoyos institucionales. En Urdaibai no falta el factor humano, individuos o colectivos aptos para reanimar una situación cuando menos mejorable; asimismo existen suficientes espacios. Algo falla si un edificio de grandes posibilidades funcionales, el Batzoki de Bermeo (monumento nacional protegido, importante obra del notable arquitecto Pedro Ispizua) se encuentra abandonado y amenazado por tentaciones inmobiliarias.

Un cambio de guion no salva una mala idea de partida; solo cabe desecharla. Urdaibai no necesita los mellizos de Puppy, sino una planificación integral en materias socioeconómica y cultural; activamente desarrollada y coherente con la adecuada gestión de la Reserva de la Biosfera.

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