La placa de Larrazabale; o el colmo del sectarismo



Los vecinos de Goierri-Larrazabale  se despertaron el pasado día 17 de Enero de 2019 en que la placa conmemorativa colocada en la fachada Oeste de la antigua escuela de Barriada había sido rota y le faltaba al menos uno de los azulejos  del mismo.

Pensando en que era una acción de gamberros se dirigieron a la comisaria de la Etzantza para presentar una denuncia por daños, cosa que hicieron puntualmente durante esa mañana.

Luego se dirigieron a la casa consistorial y  solicitaron una reunión con el Alcalde para comunicarle  el percance. Para sorpresa de los vecinos el Alcalde Aretxaga les respondió que las destrozos no fueron realizados por desconocidos, si no que fueron realizados por una empresa al servicio del propio Ayuntamiento de Busturia, con el fin de corregir la redacción de la placa y poner una nueva sin que apareciera el nombre del Alcalde Gondra, ya que a la mayoría de la corporación, en concreto a los concejales de BIT y EHBILDU no les gusta esa coletilla en letra pequeña de "... Jabier Gondra Busturiko Alkatea Zala"  y que lo consideraban esa frase un culto a la personalidad.

Los representantes de los vecinos, sensiblemente ofendidos, le recuerdan al Alcalde que la placa la realizo gratis un artista local --Kike Arzubiaga--, y que la colocaron la Asociación de vecinos de Barrio con permiso de la Corporación y asesoramiento del Arquitecto del Ayuntamiento, por lo que ademas de una agresión contra la libertad de expresión de la Asociación de Vecinos y de creación del escultor, esconde un hecho aun mas grave; la intolerancia política hacia lo que no es nuestro o de los nuestros.



Con criterios como este  tendremos que cambiar los nombres a la Escuela Municipal J.M Ucelay o al Centro de Salud Julio Mendieta o hacer desaparecer los Hermanos Arrotegi, las placas de los muertos "por la patrie", o al capitán del Rey José de Apraiz...

La vida siempre es más compleja que cualquier código, pero nuestros ediles deberían tener unos valores éticos mínimos, códigos que existen en las administraciones públicas y en los propios partidos políticos pero que para algunos son mero papel mojado. Algunos  --en particular los ex-alcaldes Elorrieta y Lartitegi-- olvidan que un código ético tiene un valor orientador y se propone estimular buenas prácticas, para fortalecer, de esta manera, la vida democrática y prestigiar, nuevamente, el compromiso y la vocación política.

Por el contrario, estos señores, se creen en posesión de la verdad absoluta, y para tapar sus vergüenzas o responsabilidades con el vecindario recurren, una vez mas, a la tijera del censor, para recortar de la historia a un alcalde, que les guste o no, fue elegido por el vecindario. Luego los de BIT y de EHBILDU se auto-proclamarán  progresistas, demócratas y tolerantes, pero sus hechos les delatan; son unos mediocres y autoritarios ediles.

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