El día de la sonrisa; La naturaleza es sabia

Cartas a la Dirección

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Antxon Villaverde Roke Akizu Secretario de Medio Ambiente. de Eusko Alkartasuna - Sábado, 13 de Octubre de 2018 -

Hace unos días se celebraba el día mundial de la sonrisa, que cuesta poco, pero vale mucho. Se dice que quien la da es feliz, y quien la recibe la agradece. Cuantas veces sonreímos, aún cuando nuestro estado de ánimo no esté para ello. La sonrisa dura solo un instante, y su recuerdo a veces perdura toda una vida, según de quien venga y en que momento se perciba. Dicen que no hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar, si bien a éstos les cuesta más sonreír

Andamos siempre de prisa, y en ocasiones se nos olvida sonreír, por ello cuando nos ocurra esto, debemos pedir a la otra persona: discúlpame, ¿tendrías la bondad de darme una de las tuyas? Una sonrisa no se puede comprar ni pedir prestada, sirve solo como regalo. Y hoy en día con las penurias que se viven, nadie necesita tanto una sonrisa, como a quien se le olvidó sonreír.

Sonríe aun cuando te falte un puente, que en ocasiones te indican tus jefes, porque te ayudará a vender. Y es que, ante el elevado precio que supone una reparación bucal, escondemos la sonrisa, por proteger nuestra estética, sin embargo sonríe, porque produce felicidad en el hogar, y prosperidad en los negocios.

Suele decirse que al pesimista le cuesta sonreír, y habríamos de recomendarle que, la sonrisa es la mejor cédula de identidad para caminar por la vida. Que es un descanso para el cansado, una luz para el desilusionado, sol para el triste, y un antídoto para los problemas. En tiempo no tan duros como el actual, a alguien se le ocurrió lanzar un slogan que tuvo su efecto, y decía: ¡Sonría por favor! Tratemos de recuperarlo.

Se atribuye a Juvenal, poeta romano a caballo entre los siglos I y II dC, la siguiente cita: “Nunca la sabiduría dice una cosa y la naturaleza otra”. Sentencia que traída a lenguaje coloquial se resume en el título de este artículo. El tema es, cómo no, la contundente respuesta de la naturaleza a los monocultivos de pino radiata. Es imposible encarar en este limitado espacio todos los elementos que confluyen en la política forestal de un país. Pero lo que debería tener claro la administración competente en la materia, es la necesidad de no hurtar el debate sobre política forestal a la ciudadanía. A fin de cuentas, son muchos miles de hectáreas de nuestro territorio las afectadas por un modo de explotación forestal cuyas consecuencias, por otro lado, se veían venir (Fussarium).

El debate sobre la política forestal, no puede quedar encerrado en las paredes de los despachos de Baskegur o de las diferentes administraciones, donde muchas veces los responsables de aplicarla tienen intereses personales. Pero por favor, no utilicen el término “humildes baserritarras” para justificar lo ya injustificable, son los grandes propietarios forestales los que reciben el grueso de las ayudas y los que deciden en las asociaciones forestalistas, cuya relación con el caserío varía de lo anecdótico a lo folclórico.

El humilde baserritarra está esperando que la Administración plantee una alternativa viable a las plantaciones de radiata que ha fomentado y que año a año ve enfermar. Sin engaños ni subterfugios. Nos encontramos ante un momento delicado que requiere una estrategia a largo plazo. La alternativa será intergeneracional o no será. El fruto de la nueva política forestal no puede resolverse en un horizonte de 35 años que es el que plantea la política del insignis. Y deberá basarse, no solo en m3/ha, sino en el cuidado del capital suelo, biodiversidad, servicios ecosistémicos, etc. También superar dogmas como que el bosque autóctono no puede ser aprovechado.

Observo con agrado, que políticas que se intentaron poner en marcha en la diputación de Gipuzkoa de la mano de EHBildu, cuya dirección de Montes y hábitats naturales dirigí por un breve espacio de tiempo, se ven reflejadas en iniciativas como Kolore Guztiko Basoak.

Si queremos plantear una política forestal con futuro, aquí los puntos que considero claves para ello:
  • 1. Gestión pública que supere la excesiva parcelación de la propiedad forestal.
  • 2. Caracterización tecnológica de las especies autóctonas, para que el sector de la construcción/bioconstrucción tenga una paleta de posibilidades y calidades más allá de la madera de pino.
  • 3. Aplicación y experimentación en terrenos públicos de silvicultura próxima a la naturaleza, por ejemplo Prosilva, de cara a transferir conocimiento a empresas y propietarios.
  • 4. Creación de una comisión independiente para evaluar el impacto ambiental de esta política actual de matarrasa asociada a la gestión de radiata y eucalipto.
  • 5. Empresas punteras en la segunda transformación de la madera, trabajan con madera de roble que se importa. Hay mercado internacional de maderas nobles y va al alza.
  • 6. Los ecosistemas complejos y formaciones boscosas multiespecíficas son los más resilientes y estables ante plagas, enfermedades o los efectos producidos por el cambio climático.
  • 7. Las líneas de ayudas forestales deben encaminarse a lograr los objetivos indicados arriba.

La naturaleza es sabia, seámoslo quienes fomentamos políticas públicas también.

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