HISTORIA
Marc PonsTarragona. Viernes, 6 de mayo de 2016
![]() |
División política de Europa a finales de la Edad Media (1470) |
El viaje al poder
Para alcanzar los respectivos tronos Fernando e Isabel tuvieron que
sortear incontables obstáculos en un camino de cuestas y curvas digno de
una buena historia de espías. Cuando los casaron ninguno de los dos
ostentaba la condición de herederos. Cuando menos, reconocida. En
Castilla los partidarios de Isabel fueron liquidando –físicamente-
a todos aquellos que la precedían. En Catalunya, en cambio, los
partidarios de Fernando tejieron una red de alianzas -negociada con
todos los sectores de la sociedad- para imponer a su candidato. La
celebrada transversalidad catalana inspirada en la finezza italiana. La cultura del “pas al costat” que
ha perdurado en el tiempo. Detalles que explican, también, la opuesta
cultura política que diferenciaba –y diferencia- a Castilla y Catalunya.En 1474 –cinco años después del bodorrio exprés- Isabel ya había enterrado a todos sus rivales. Fue coronada reina de Castilla y de León. Todo en un pack. En cambio, Fernando tuvo que esperar cinco años más –los obligados tempus que imponen los pactos- hasta que su padre –la última condición- se fue por causas naturales. En 1479 –cinco años más de espera- Fernando era coronado rey de Aragón, rey de Valencia y conde de Barcelona. Significativo, porque explica que los estados catalano-aragoneses se organizaban de forma diferente. Fernando no pudo hacerlo de golpe. Tuvo que jurar el cargo en Barcelona, en Zaragoza y en Valencia ante las respectivas Cortes.
Tú a Londres y yo a California
A partir de este hecho se les vino mucho trabajo encima y se les
complicó la vida. Se convirtieron en una versión posmedieval del “Tú
a Londres y yo a California". La razón de estado todavía no había sido
explicada, pero los reyes ya ejercían plenamente. Isabel, en Toledo
–Madrid no sería capital hasta ochenta y dos años más tarde–; y
Fernando, en Barcelona. Una separación de estado que ya
era efectiva desde el día siguiente de la boda y que explicaría,
además, la ausencia de descendencia de la católica durante aquellos
años. Cuando menos, de vástagos católicamente legítimos. Fernando no fue
nunca rey de Castilla. Ni coronado ni considerado como tal. Y cuando
enviudó, en 1504, la corte castellana le cerró la puerta en las narices
con la solemne expresión “viejo catalanote, vete a tu nación”.Los casos de Granada y de Navarra
Antes de enviudar, sin embargo, Fernando se ocupó de la conquista de Granada. En 1492, Granada era el último reducto musulmán en la Península. Ocupaba el territorio que hoy corresponde a la mitad oriental de Andalucía. Era un foco de cultura. Un oasis de producción artística. Y también una sociedad marcada por unas diferencias muy acusadas. Granada fue incorporada por la fuerza. Nada de negociaciones, ni pactos, ni matrimonios. Una conquista militar con todas las consecuencias. Con la acción conjunta de las armas de Fernando y Isabel. No obstante, curiosamente, fue constituida en una especie de entidad autónoma integrada en el Estado castellano. Fernando tampoco tuvo nunca poder sobre Granada.El caso de Navarra no es muy diferente. En 1512 Fernando ya era viudo y viejo. Pasaba los días en Barcelona. Pero la nueva reina de Castilla –su hija Juana- había sido marginada de los grandes asuntos de estado. Se decía –falsamente- que estaba loca. La nobleza castellana que velaba armas lo llamó. Fernando era un pariente lejano de los reyes navarros y se quería que con su presencia quedara legitimada la conquista de Navarra. Fernando, que tenía muy interiorizada la cultura del pacto, se avino a liderar al ejército castellano. Navarra sería castellana -para su hija Juana-. Y a cambio, nadie pondría inconveniente a la pretensión de convertir a uno de sus hijos ilegítimos en el heredero de la corona de Catalunya y Aragón.
El caso de los judíos y los banqueros alemanes
Obviamente los pactos no se respetaron. Navarra fue incorporada a Castilla -en 1516-, con un estatus similar al de Granada. Pero Fernando no pudo fundar una dinastía propia que habría cambiado el curso de la historia catalana. Y no tanto por la oposición de la nobleza castellana, sino por las maniobras políticas de los banqueros alemanes que administraban la fortuna de su hija Juana.El vacío provocado por la expulsión de la comunidad judía –pocos años antes- había sido ocupado por los poderosos banqueros alemanes. La corte financiera del flamenco Felipe, el marido. Entonces Castilla era una fuente inagotable de recursos. Ajenos. El oro y la plata americana llegaban a Sevilla sin descanso. Y se marchaban hacia Alemania, también, sin cesar. Los negocios no han sido nunca amigos de los proyectos ambiciosos. Escenarios inestables, dicen. Y los intereses alemanes convirtieron los pactos de Navarra en papel mojado.
¿Quién impulsó el matrimonio de los Reyes Católicos?
![]() |
Fernando en las Cortes catalanas |
Los descendientes de los Reyes Católicos nunca se titularon reyes de España. Habría sido abstracto y habría resultado pretencioso. Los estados que gobernaban se organizaban a la manera catalano-aragonesa. Gráficamente se podría ilustrar como la existencia de múltiples coronas de varios tamaños y de materiales diferentes superpuestos –con equilibrios y dificultades que desafiaban la gravedad– sobre una misma cabeza. El primero que fundió todas las coronas y se tituló rey de España fue el Borbón de la Nueva Planta, en 1715. Para conseguirlo tuvo que conquistar militarmente los estados de la corona de Catalunya y Aragón. Y reducirlos a la categoría de simples provincias de Castilla.
Comentarios
Despertá y madurá.