EHBildu comienza a ver amenazada su propia posición

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Egoitz Askasibar


La precampaña electoral de las elecciones celebradas el pasado domingo estuvo marcada por la irrupción de Podemos, y sus consecuencias de cara al posicionamiento del resto de formaciones políticas del espectro electoral.

De este modo, EHBildu comienza a ver amenazada su propia posición, temiendo una traslación del resultado de los comicios del parlamento español. Elkarrekin Podemos, calculando la dificultad de vencer electoralmente al PNV, empieza a soñar con el desplazamiento de EHBildu de la segunda posición. Así, se abre una especie de guerra de posiciones, en la que los dos actores políticos vinculados a las alternativas anti oligárquicas deciden entablar una dinámica de marcaje mutuo y olvidarse de la disputa con el partido gobernante y delegado de las élites en este país, el PNV.

La renuncia a confrontar y disputar la lehendakaritza al PNV, y la superación de su amenaza electoral, marcarán por tanto las estrategias, tanto de EHBildu, como de Elkarrekin Podemos. Estrategias, que serán casi idénticas: eliminación de antagonismos con el PNV, rebaja por tanto de la temperatura, tono y acusaciones para con el PNV, y un enfoque post político de la campaña basado en la enmienda parcial al gobierno saliente, sin cuestionar ni el fondo, ni el sentido de las políticas del mismo. Ambos actores justificaban off the record esa táctica, aduciendo la locura que suponía confrontar con el PNV.

A pesar de haberse desarrollado la campaña en un contexto de crisis económica, en el que cada vez más sectores de la sociedad sufren en sus carnes las consecuencias de la ofensiva neoliberal emprendida por las élites, aprovechando el periodo de crisis, estas realidades han sido eliminadas de la centralidad de los discursos políticos, y el foco de las cámaras sobre las que tenían capacidad de orientar. Mientras el Gobierno Vasco contribuía al desahucio de una familia en Basauri, EHBildu llevaba la atención mediática a un acto electoral en Gasteiz, mientras que Elkarrekin Podemos hacía lo propio en Amurrio.

L@s trabajador@s despedid@s del Guggenheim por haber pedido la mejora de sus precarias condiciones laborales, han sido la cara de la subalternidad mediática e informativa de este periodo de campaña. Ni una sola ocasión en la que los partidos llamados a defender a las capas populares han llevado los focos de la campaña donde est@s héroes o heroínas anónimas.

Pero además de focos de las cámaras, los micrófonos, los periodos de intervención en los debates televisados de máxima audiencia, han seguido esa línea de elusión antagónica. Ninguna referencia en clave de confrontación de modelos de gestión, ninguna referencia a las amenazas del Diputado General de Bizkaia a l@s huelguistas de las residencias, ninguna referencia a lo que podría haber supuesto la denuncia de un paradigma del proceder jeltzale, la práctica mafiosa de despedir a trabajador@s por el simple hecho de reivindicar mejoras en sus condiciones laborales.

Es más, las intervenciones mediáticas con loas al saqueo de lo público que supuso el plan 3R y demás política jeltzale desarrollada en los 90, o los constantes llamamientos a acordar con el PNV un pacto que incluyera medidas de emergencia social han servido para homologar este último como partido dotado de sensibilidad social cercano a sus contrincantes de izquierdas.

Estas tácticas electorales, cuyos marcos discursivos eran tendentes a eliminar las diferencias hacia el PNV, planteando la diferencia desde una óptica técnica, en la cantidad de PIB a destinar a I+D+I, o en la cantidad de puestos de trabajo a ofrecer desde el sector público, han influenciado de un modo determinante en el resultado. El ganador de una campaña sin ejes de disputa es siempre aquel que ostenta la gestión del statu quo. ¿Para qué votar a una fuerza distinta de la que gobierna si sus contrincantes no se diferencian en exceso y admiten que es un gestor bueno, incluso plantean pactar con él?

Los resultados son elocuentes. Cruzando variables de paro y abstención de municipios con dispares tasas de paro de la CAV -Sestao, Santurtzi, Bilbo, Barakaldo,Basauri y Eibar como municipios con elevada tasa de paro; Donostia, Oñati, Oiartzun y Zarautz como municipios de baja tasa de paro-, se establece una correlación positiva de Pearson del 0,87%, muy elevada. Esto denota una elevada correlación estadística positiva entre la variable tasa de paro y la de abstención, esto es, cuanto más alta es la tasa de paro, mayor ha sido la abstención.

El dato de que los “pobres” se han quedado en casa, y que por el contrario, en términos relativos, quienes no lo son han ido en mayor proporción a votar, coincide con la tesis del artículo, que formula que una campaña sin antagonización, postpolítica, en la que no se han marcado fronteras con el gobierno, retrae a las capas populares a votar, beneficiando a quienes hacen política en beneficio de las élites.

Por ello, desde una perspectiva partidista, se podrá concluir que EHBildu ha conseguido su objetivo de no ser merendada por Elkarrekin Podemos, y en ese sentido ha salido ganadora. Pero, ¿y los sectores precarizados? Estos se han quedado al margen de la disputa partidista, y van a ser los paganos de toda esta pugna. Una pugna que ha estado alejada de las urgencias y necesidades sociales.

Porque aquí ha habido un ganador, único, que no ha sido EHBildu: las élites representadas por el PNV. Ha ganado el chanchulleo, la precariedad, los desahucios, la gobernanza en beneficio de los poderosos. Y han perdido aquellas personas que se verán inmersas en la precariedad, los desahucios y la pobreza.

Todo esto debería de abrir un profundo debate en el seno de quienes aspiramos a una Euskal Herria gobernada por y para las capas populares. Tanto EHBildu como Elkarrekin le han fallado a ese pueblo al cual dicen defender. Han sido incapaces de articular un cambio que redunde en beneficio de l@s de abajo.

Y ese es el reto. ¿Cómo articular una alternativa capaz de disputar el poder y la hegemonía cultural a las élites? ¿La actual configuración partidista fragmentada posibilita ese cambio?¿Que estrategia de campaña es la idónea para incentivar el voto popular y desmovilizar el de la élite?

Estos son los retos a los que tendremos que enfrentarnos quienes queremos que Iberdrola, Repsol, BBVA y demás multinacionales dejen de gobernarnos. Porque tenemos una responsabilidad histórica, tanto para con nuestra clase, como para con nuestro pueblo.

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