Unas reflexiones sobre las acciones de Bildu Busturia en relación con el hecho religioso, misas y separación iglesia-estado
"Si los hombres son tan perversos teniendo religión, ¿cómo serían sin ella?."
Benjamin Franklin (1706-1790) Estadista y científico estadounidense.
Busturia a 22 de Julio, Día de la Magdalena (Reformado hoy)
En algún momento evolutivo de nuestra historia esta religiosidad politeísta, expandida y desbordante comienza a ser encauzada por determinados grupos humanos en un nuevo sentido: ¿Si los dioses y sus símbolos pueden ser tan fuertes y útiles como elementos políticos porqué no concentrarlos, unificándolos y multiplicando así su valor y su potencia social?. Va gestándose así el nacimiento del monoteísmo, una nueva fuerza política arrolladora que poco a poco se impondrá, empujando y arrinconando al antiguo y disperso desfile de divinidades múltiples.
El uso político de la religión se imprime, por tanto, en su mismo certificado de nacimiento. Aunque estamos aún ante una religiosidad multiforme, animista y claramente vinculada con los fenómenos cotidianos de la naturaleza, constituye ya un potente e indispensable puntal de comunión social y, por tanto, un incuestionable factor político. La utilidad del sentimiento religioso era enorme para aquellas primeras mujeres y hombres, tanto en el plano individual como en el colectivo, ya que en torno a él comienzan a tejerse redes de vinculación afectiva y apoyo mutuo en las luchas contra las múltiples adversidades que el entorno les depara de manera cotidiana.
Sin embargo los poderes políticos instaurados, llámense reyes, papas o banqueros, siempre han aspirado a domesticar este fuerza telúrica, como es el instinto religioso intrínseco al ser humano, en beneficio propio. En gran medida lo consiguieron cuando el imperio romano adopta el cristianismo como religión oficial, comprando a sus líderes jerárquicos con todo tipo de prebendas y privilegios. De la misma forma el imperio económico de nuestros días sigue aspirando a cooptar esta fuerza y a sus supuestos representantes en el golfo pérsico, norte de África, Europa o Norteamérica fomentando enfoques religiosos abiertamente dogmáticos y estructuralmente violentos que sirven de coartada para implementar estrategias decididamente represivas como el terrorismo de estado contra las aspiraciones libertarias de los pueblos.
Bajo nuestro punto de vista los sectores más influyentes de la Izquierda política vasca y europea han cometido un importante error estratégico en las últimas décadas al interpretar la relación entre política y religión de una manera desenfocada. El pretender desentenderse de la dimensión intrínsecamente religiosa del ser humano, conceptualizándola en ocasiones como algo que debe ser extirpado, sólo ha conseguido alejarla de enormes masas de trabajadores, potenciales receptores de su mensaje.
Esta visión excesivamente intelectualizada de la realidad no ha sabido o querido entender que el ser humano es consustancialmente religioso, de la misma forma que es instintivamente político y materialmente débil, desvalido y limitado. Su visión de la religiosidad como un factor incapacitante para el desarrollo humano en lugar de como una herramienta psicológica evolutivamente valiosa para su ser social e individual, le ha empujado a ceder un enorme terreno en la batalla política, replegándose y entregando a sus rivales ideológicos enormes extensiones de “tierra fertil” a cambio de nada. Haría bien, bajo nuestro parecer, la Izquierda Vasca en general y Bildu en particular, en enderezar el rumbo de su discurso entendiendo que el componente religioso de la psique humana está aquí para quedarse (al menos durante algunos cientos de años más) y que no es posible construir un relato político sin incorporar adecuadamente elementos que apunten a una cierta trascendencia mística de nuestros actos, decisiones y pensamientos.
La solución podría venir a través de una apuesta decidida por las visiones universalistas del hecho religioso, existentes en todas las grandes religiones, frente a las versiones esencialistas, agresivas y castradoras de la alteridad del cristianismo, judaísmo, hinduísmo o islamismo. Esas visiones estrechas y sesgadas no son más que la apuesta política de los grandes grupos de poder económico, alimentada con sus propios dólares y euros, por llevar el agua religiosa al molino de sus intereses de clase, es decir, intentos por construir teologías de la dominación. Pero frente a estas visiones existen también las correspondientes teologías de la liberación, ancladas en los conceptos de justicia, equidad, reparto, soberanía respeto o convivencia. La izquierda no debe de tener miedo ni complejos de usar todo este imaginario conceptual en lugar de negarlo. Los miles de millones de musulmanes, cristianos, judíos, hindúes o budistas no van a dejar de serlo, de repente, por mucho que ciertos sectores muy influyentes dentro de la Izquierda política europea o norteamericana lo deseen.
Por ello lo correcto en el quehacer de una fuerza de izquierdas es defender el Laicismo como la corriente de pensamiento, legislación o política de gobierno que defiende, favorece la existencia de una sociedad organizada de forma independiente, o en su caso ajena a todas las confesiones religiosas, sean cuales fueran estas.
En general, los marxistas afirmamos que la laicidad es un principio indisociable de la democracia, porque las creencias religiosas no son un dogma que deban imponerse a nadie ni convertirse en leyes, y por ello mismo, tampoco se puede imponer el Ateismo.
En Suma, el laicismo persigue la secularización del Estado, dejando el hecho religioso al ámbito de lo privado de cada persona, y se distingue del anticlericalismo radical ateo, --en algunos casos convertido en "antireligion" estatal como en la antigua URSS---, en cuanto no condena la existencia de dichos valores religiosos ni pretende imponer nada.
Por el lado legislativo, la “Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948”en su artículo 18, establece que “toda persona tiene el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”. Por otra parte, el referido artículo 18 de la DU ha sido interpretado por la “Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones”, proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 25 de noviembre de 1981. La mencionada interpretación insiste a lo largo de todo su articulado en el derecho indivisible a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión o de cualesquiera convicciones de libre elección, poniendo, pues, de relevancia la estricta consideración de igualdad entre las convicciones de carácter religioso y las convicciones de carácter no religioso, e instando a la eliminación de toda forma de discriminación fundada en la religión o en las convicciones.
Existe una linea de comportamiento ético laico para las instituciones publicas recogida en el propuesta de ley de libertad de Conciencia --no tramitada ni aprobada-- que "Los representantes de los poderes públicos actuarán, en el ejercicio de sus funciones, como representantes de toda la ciudadanía y no de convicciones particulares, absteniéndose de actuar, como representantes públicos, en cualquier acto de culto promovido por una determinada confesión, perdiendo la condición de tales, si lo hicieren, al margen de las responsabilidades en que puedan incurrir." Esta línea ética, es de aplicación para las misas solemnes, inauguraciones institucionales con bendición, corporaciones con bandera en las misas patronales, misas de campaña en Ispillueta, entierros de militantes... que hemos conocido todos en Busturia. Otra cosa diferente es que por decisión política ni siquiera aparezca el horario de la misa en honor al patrono católico de la localidad en lo que seria una discriminación para una parte de la población que se auto-define católico,. Ya que este evento seria un acto mas de las fiestas de libre asistencia por parte de los vecinos y vecinas, al igual que el festival satánico metalero, las bajadas de Goitiberas o las pruebas de burros por poner un ejemplo. Así lo defendimos en el pasado dentro del ayuntamiento de Busturia cuando eramos ediles de HERRI BATASUNA; recogiendo el acto de la Iglesia Católica dentro de los programas a nivel informativo, pero como miembros de una fuerza laica de izquierdas que representábamos nos quedándonos en el pórtico respetando la opción de los que querían asistir, siempre, a titulo personal.
Mas Información en: http://www.laicismo.org/
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