11 reflexiones sobre los sanfermines 2013



11 reflexiones sobre los sanfermines 2013




Floren Aoiz (algunas ideas de este artículo fueron publicadas ya en euskara en Gara el sábado 13:


Hiru koloretako trapua besterik ez zen eta...

1 Mi punto de partida en esta reflexión es que los sanfermines son la prolongación de la contienda social, política e ideológica por otros medios: la idea de los sanfermines-isla, una especie de burbuja ajena a lo que sucede el resto del tiempo ha sido siempre y es, desde mi punto de vista, una estupidez.

2 Ahora bien, los sanfermines tienen su especificidad, que debe tenerse en cuenta: no son nueve días como los demás y no sólo porque “son en el mundo entero unas fiestas sin igual” sino porque a lo largo de los años se han ido conformando unas condiciones muy particulares en las que lo oficial se enfrenta a grandes dificultades para ahogar lo popular, pese a los descomunales esfuerzos para criminalizar e ignorar toda crítica.

Digamos que en cierto modo la fiesta ofrece en sí un ecosistema en el que los movimientos sociales y las fuerzas emancipadoras tienen posibilidades de marcar pautas con menos dificultades que en otras fechas. Esto lo han sabido siempre las autoridades, que han comprendido el potencial subversivo de las fiestas a veces con mayor perspicacia que las propias fuerzas subversivas.

3 Dicho (escrito) esto, era lógico esperar unos sanfermines especialmente subversivo-reivindicativos en estos tiempos de crisis, recortes, corrupción, indignación popular y resquebrajamiento del régimen navarroespañolista. Y efectivamente, así ha ocurrido, hasta el punto de que se ha marcado, desde mi punto de vista, un record en los últimos años. No sé cuál será vuestra sensación, pero kontxo! a veces hasta las peñas con sus txarangas y pancartas parecían manifestaciones y los sanfermines han estado sembrados de actos espontáneos de protesta e indignación. Por eso algunas y algunos salieron corriendo de Iruñea en busca de lugares tranquilos donde no las/los reconocieran.

4 Las sonrisas de complicidad que despertaban las gentes disfrazadas de arrantzales barbudos con cañas de pescar e ikurriñas que se han paseado por las calles en estos nueve días con sus noches expresaban la capacidad de un simple -pero espectacular- acto de protesta para canalizar y a la vez multiplicar la indignación popular y el deseo de cambio.

Confieso que cuando vi aquella inmensa ikurriña me pregunté si la protesta no iba a ser utilizada para culpar a las fuerzas de izquierda y movimientos sociales de arruinar las fiestas, porque es lo que en otros tiempos habría ocurrido. La respuesta de la gente hizo imposible la fechoría que la casta dirigente quiso perpetrar y aunque les costó terminaron por darse cuenta de que la multitud les culpaba a ellos, los del “respeto institucional” del retraso y no a los barbudos y su ikurriña.

Seguramente esto sorprendió al corrupto presuntamente alcalde, perdón, alcalde presuntamente corrupto y sus secuaces, que no fueron capaces de comprender que el comodín “que vienen los vascos” ya no sirve para todo.

5 De confesión en confesión, yo también me preguntaba si era buena idea salir del espacio principal de fiesta, el Casco Viejo y montar un Jai Gune junto al Arga. ¿No podía ser un modo de salir de ese espacio primordial y aceptar una especie de reserva más o menos oculta a la vista de la mayor parte de la gente? En esto tampoco sirve de mucho responder con ideas de hace unos años: la indignación y la reivindicación han estado tan presentes en todos los ámbitos y especialmente en el Casco Viejo que lo que pudo haber sido un éxodo se convirtió en una auténtica expansión.

Personalmente estoy encantado de que la evolución de los acontecimientos me desborde, así que espero equivocarme unas cuantas veces más en mis primeras impresiones.

6 Lo real ha irrumpido en la realidad, lo político se ha hecho presente en la política y la casta navarroespañolista se ha vuelto a ver desbordada en su incapacidad para gestionar las complicaciones de la contingencia social y política. Pasando del lacaniano al laclauniano la ikurriña se ha convertido así en un particular significante vacío sanferminero capaz de anudar festivamente una amplia cadena de equivalencias.

Dudo que ningún otro símbolo hubiera sido capaz de simbolizar la articulación posible de esas demandas, entre otras razones porque unos minutos antes estaban partiendo la cara a la gente junto a esa misma plaza para impedir que esa bandera estuviera presente en el txupinazo. Creo que se ha perdido mucho tiempo en este país hablando sobre qué debían haber lanzado de un lado a otro aquellos barbudos, un tiempo que estaría magnifícamente empleado en pensar como desbordar su originalidad con uan genialidad mayor. Eso sí sería una gran competición nacional constructiva y no el concurso de críticas baratas y tópicos inútiles que a veces algunas personas prefieren protagonizar en estos casos.

7 La reacción de la casta política a la ikurriña gigante refleja un estado de descomposición mayor que el que estábamos apreciando. El régimen huele a podrido, pero está mucho más podrido de lo que esta peste puede sugerir. Y no es sólo la ikurriña, el navarroespañolismo ha plegado velas en frentes en los que llevaba años atrincherado como si fueran cuestión de vida o muerte. El caso de Gora Iruñea es emblemático, pero no debemos olvidar la batalla del Redín (esto es, la obsesión en impedir el uso popular de este espacio junto a la sociedad Arrano) o la del encierro de la Villavesa. El navarroespañolismo “avanza hacia atrás” a marchas forzadas y hay que prestar atención a lo que pueda ocurrir en unos momentos tan delicados.

Puede sonar muy teórico pero la incapacidad de gestionar los desafíos de la contingencia de la vida social y política es síntoma y a la vez causa del agravamiento de la crisis del régimen, que se enfrenta a un desafío contrahegemónico sin precedentes.

8
La obsesión de la casta política navarroespañolista en no reaccionar ante las manifestaciones de machismo que han llegado a convertirse en imagen internacional de los sanfermines, así como su interés en ocultar las denuncias de violaciones o abusos, contrasta con el escándalo que han pretendido organizar en torno a la ikurriña.


Esta sigue siendo una asignatura pendiente de los sanfermines. Parece que cuesta situar esto en términos tan políticos como todo lo que he mencionado hasta ahora, pero en el fondo, se trata de la misma cuestión, el choque entre modelos sociales, políticos e ideológicos contrapuestos en el que las fuerzas emancipadoras deben ser capaces de marcar pautas. El día en que quien piense en venir a Iruñea (o salir a la calle desde su casa, que la mierda muchas veces está muy cerca) a tocar culos o tetas por la fuerza sienta que tiene muchas oportunidades de acabar en el hospital vendado como una momia habremos dado un gran paso. Ya sé que formularlo en estos términos no gustará a algunas personas, pero es lo que hay. Por supuesto, la batalla al machismo es la clave para minimizar estas agresiones, pero no basta con discursos o educación.

Creo que necesitamos un clamor popular que resuene en muchos oídos y que ponga fin a la descarada comercialización de la imagen de una ciudad donde la fiesta consiste en tocar a las chicas en las plazas o tirarse desde la fuente de la Nabarreria.

9 Y esto nos lleva a la cuestión clave de cómo pasar del éxito de la protesta al éxito del cambio constructivo y por ello, constitutivo de algo nuevo. Del cambio de régimen, dicho de otro modo.

Esta es la gran cuestión y confieso que me preocupa la mediocridad de algunas de las personas que desde determinados grupos políticos tendrían que ser capaces de estar a la altura de las circunstancias. ¿Cómo se puede decir que la irrupción de la ikurriña gigante era triste? ¿Cómo se puede exigir que se retire cuanto antes? Si alguien da una bofetada al régimen y te echas la mano a la cara y gritas de dolor no puedes pretender liderar una supuesta alternativa a ese régimen del que en el fondo te sientes parte.

Me pregunto qué cestos se pueden hacer con estos mimbres. Si se echan a temblar ante el enfado de UPN en pleno 6 de julio, ¿cabe esperar que desafíen a la casta dominante, al Diario de Navarra, al bunker fundamentalista del OPUS, que se planten ante los empresarios, que lleguen al fondo en la persecusión de la corrupción caiga quien caiga? ¿Tienen voluntad de afrontar un cambio en profundidad o están surfeando sobre la indignación popular para lograr parcelas de poder?

10 Dicho de otro modo, ¿aspiran a cambiar el régimen o a gestionarlo? La pregunta es, a mi juicio, la clave de la política navarra en estos momentos. No la formulo en términos simplistas, porque soy consciente de que cualquier cambio de régimen implica también gestionarlo, siquiera temporalmente. Sé que además son necesarias mayorías en las que participarán grupos que no han cortado el cordón umbilical con el régimen. Pero es muy importante que el horizonte sea uno u otro y ciertas reacciones a lo sucedido en el inicio de los sanfermines plantean interrogantes inquietantes.

Creo que hay que demandar a estas personas y estos grupos que espabilen, que muevan el culo de sus sillones y respondan a las exigencias de una sociedad que quiere pasos valientes. Mis críticas no son para justificar no contar con ellas y ellos, sino precisamente porque creo que hay que contar con ellas y ellos, pero no de cualquier manera.

11
Lo ocurrido estos sanfermines ha vuelto a poner sobre la mesa que las pautas principales del cambio en Nafarroa pasan por romper con el marco de la Navarra foral y española y girar hacia la izquierda dando la voz a la gente. Y se ha evidenciado que hay más mimbres para el cambio en la calle, en los movimientos sociales y hasta en algunos tejados que en las instituciones.


Creo que la cuerda lanzada con la caña de un lado a otro de la Plaza del Ayuntamiento metaforizaba también una invitación a construir redes de complicidad para el cambio. Lamentablemente hubo quien prefirió no agarrarla, pero espero que hayan aprendido de la reacción de muchos de sus votantes y seguidores/as, que lo han hecho con la sonrisa en la boca.

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