Presos políticos.- Desde mi baserri

Presos políticos.- Desde mi baserri

                                                           
 Ahora resulta que los presos políticos no son presos políticos, según el Parlamento Vasco. Son presos comunes a los que se aplica una legislación especial con endurecimiento de penas y la imposibilidad de aplicarles ventajas penitenciarias. Sólo si se arrepienten de su militancia en ETA es posible aplicarles el derecho común. Esto, en verdad, no hay quien lo entienda.
Hasta es confusa la declaración de la ONU al respecto, esgrimida por el PNV para abstenerse. Dice el organismo internacional que “no son presos de conciencia, no son presos políticos, pero sí son presos que vulneran la ley y los derechos humanos con una motivación política”.  ¿En qué quedamos?  Si hay motivación política, la conclusión parece clara. También eran presos políticos los del GAL que actuaban con una motivación contraria a la de la izquierda abertzale pero con la gravedad de que estaban financiados y dirigidos por el gobierno socialista.

Es muy probable que los jeltzales estén un poco hartos de los palos en las ruedas que pone la izquierda abertzale cuyo punto álgido tuvo lugar el día anterior en los sucesos de Ondarroa. PNV y Bildu, o viceversa, han truncado todas las esperanzas depositadas en ellos después de que entre las dos fuerzas sumaran mayoría absoluta en el legislativo. Una unidad de acción, aunque sea en unos puntos básicos, es imposible. Al menos de momento.

Mucho más coherentes y espabilados son los partidos españolistas. Juntos han conseguido que no se pueda llamar presos políticos a los presos políticos y al alimón, la legislatura pasada consiguieron poner al  frente del gobierno a un español. Y ello a pesar de que PP y PSE son radicalmente distintos. ¿O no?

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