Una reflexión de urgencia


Una reflexión de urgencia

http://lauramintegi.net/2013/03/16/un-reflexion-de-urgencia/


Una de las cosas que estoy aprendiendo en esta nueva etapa de la vida es que en en el ámbito de la política y en el del pensamiento se utilizan códigos diferentes.
Las palabras que pronuncié el jueves pasado en el Parlamento Vasco no eran una justificación sino una constatación. Constataba que la violencia que produjo la creación de ETA es de origen político. Que la violencia que ha ejercido ETA tiene origen político. Que la violencia que el estado español principalmente y, en menor medida, el gobierno francés llevan a cabo, tanto contra ETA como contra personas y grupos que tienen ideas independentistas, es de origen político. No es una justificación. Es una constatación, es un hecho objetivable.
En ningún momento he justificado ninguna de esas violencias, ni unas ni otras. Es más, pienso (así lo dije el jueves pasado) que toda violencia es el resultado de un fracaso colectivo, por no haber podido solucionar los problemas políticos por medio del diálogo. Dije, y digo, que toda muerte que tenga su última causa la confrontación política, es una tragedia. Dije, y digo, que hay que buscar la solución por medio de la palabra, que hay de aceptar al contrario, reconocerle, y procurar llegar a acuerdos para, precisamente, evitar la violencia. Porque el diálogo puede evitar la violencia.
Quedarse solo con parte de los que dije, buscar justificaciones donde solo hubo constatación de un problema, o querer interpretar que he querido hacer una apología de la violencia, es no haber entendido nada o, algo peor, inventarse las cosas con vete a ser qué objetivo.
Me producen un profundo respeto todas y cada una de las víctimas. Cada atentado, cada tortura, cada violación, cada acto de violencia me han producido una desazón interna tan grande que, precisamente, eso es lo que me ha llevado a participar en política para, de una manera colectiva, unir mis esfuerzos al de otros y acabar con la violencia en este país que tanto queremos.
Y así se lo dije personalmente a Arantza Quiroga al día siguiente; le dije que me había dolido mucho que pudiera pensar que estaba “tan campante” en el homenaje a Fernando Buesa, porque me pareció un frivolidad y que no tenía nada que ver con mi voluntad de crear puntos de encuentro y trabajar, conjuntamente con ella y con cualquier persona, sea de la ideología que sea, para conseguir la paz; esa paz justa y sostenible que tanto anhelamos. Porque nos duele este país, y no estamos aquí para el oportunismo político, sino para dejar un mundo mejor a nuestras hijas y a nuestros hijos. Ese es el compromiso que tenemos.
Si en ese intento herí a alguien sin querer, quiero dejar claro que no fue esa mi intención, y así se lo dije a los representantes del PSE, del PP y del PNV, uno por uno, en el propio Parlamento.
Y por mi parte exijo que no se diga lo que no digo, que se respeten mi palabras y mi persona y que se respete la fuerza política a la que represento, que está dando continuas muestras de querer avanzar a pesar de las dificultades.
Seamos honestos. Evaluemos quién ha dado más pasos para que desaparezca la violencia del País Vasco. Observemos quién tiene vértigo ante el cambio. Y, sobretodo, no inventemos lo que no se ha dicho para querer parecer que estamos en el pasado. Algunas, algunos, sin olvidar el pasado, ya estamos mirando al futuro. Y espero que construyamos ese futuro también con las personas que hoy dicen barbaridades de mí, incluyo con aquellas que estos días están amenazando a mi familia.

LAURA MINTEGI

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