La Participación Ciudadana, proscrita « Branka

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La Participación Ciudadana, proscrita

Juan Mari Zulaika, miembro de la Federacion de Asociaciones Vecinales de Bilbo

Las referencias a Bilbao son perfectamente extensibles a otras ciudades. La participación ciudadana está de moda, desde hace un par de años, aún más en víspera de las elecciones municipales. Los Consistorios han costeado jornadas y lanzado una ofensiva al respecto en los medios. La responsable en Bilbao del Area de Participación cuenta las maravillas de su actuación en campañas como “Imagina Otxarkoaga”, mientras asiste indiferente al atropello de un proceso modélico de participación en Irala en defensa de la Dorretxea como centro cultural.

En una entrevista declaró: “Todos, asociaciones, ciudadanos y Consistorio deben trabajar al unísono”. Semejante confesión arrancó a la corresponsal de un diario bilbaino el hiperbólico titular de “Vecinos, el 5º Poder“. ¿Surrealista, no? Nos consta que Bilbao puntúa muy por detrás de otras capitales del Estado en cuanto a participación ciudadana. Azkuna tan condecorado en el exterior, no se merece ni un “iturri” en este campo.

Nos encontramos en vísperas de dos acontecimientos importantes. Llegan las Elecciones Municipales y a su vez, está sobre la mesa la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao, con una década de retraso (PGOU). Frente a ambos hechos caben dos respuestas: 1) La papeleta en las urnas resume nuestra participación ciudadana y delega al Consistorio la gestión completa. 2) Además de elegir a los representantes políticos, la ciudadanía puede y debe controlar a la Corporación, reivindicando su propia ciudad.

Lógicamente, nuestra postura es la segunda. No podemos dejar a los ediles a su albur. Las propias instituciones entienden que deben contar con la ciudadanía y después de la dictadura franquista se han dotado de órganos que supuestamente encaucen la participación ciudadana. Por destacar dos, ahí están los Consejos de Distrito, hasta ocho en Bilbao y el Consejo Asesor de Planeamiento Urbanístico. ¿Funcionan? ¿Sirven a una participación real de los vecinos?

Hace un año el Supremo de Euskadi sentenció a favor de los vecinos de El Canal contra unas actuaciones del Consistorio, en relación a la operación urbanística del entorno de Zorrozaurre y El Canal. La razón fue que el Consistorio descuidó el obligado informe del Consejo Asesor. Por una vez le vemos al poder judicial ponerse del lado del ciudadano. Pero, sólo ha sido una excepción que confirma la regla.

La regla es que estos órganos para la participación son por su estructura, designación y funcionamiento meros tentáculos del Consistorio. Básicamente están constituidos por los ediles electos según la proporción obtenida en las urnas y por técnicos del Consistorio. El resto de participantes serán nombrados directamente por la Junta Municipal o por las propias asociaciones no políticas, designadas a su vez por la Junta. Sobre todo, los Consejos de Distrito son una réplica del Consistorio, son lo mismo en diminutivo. Predomina la representación de partidos. Las convocatorias, el orden del día, las actas son hilos manejados por los políticos. Sirven para aprobar lo aprobado y echar balones fuera. De las diversas Asociaciones de Vecinos participa sólo una. Los trece vocales políticos tienen voz y voto, el resto sólo voz.

¿Vale la pena animar una campaña por los Consejos de Distrito, teniendo en cuenta el escarmiento de más de dos décadas? Antes que nada habría que exigir su democratización de fondo y forma.

En cuanto al Consejo Asesor de Planeamiento Urbano, bien haría éste en estudiar el documento de la Federación de AA.VV. cara a la inminente revisión del Plan General de Ordenación Urbanística, “Bilbao, la Ciudad que queremos”, donde se declara el final del ciclo del desarrollo urbanístico de Bilbao como escaparate turístico y el cambio al nuevo ciclo de desarrollo armonioso de los barrios de la periferia, cubriendo las deficiencias de servicios y humanizando las residencias masivas.

El flamante desarrollo urbanístico de Abando-Ibarra no es para encandilarnos. Otras áreas de actuación urbanística pendiente, como Zorrozaurre-El Canal, Basurto–Olabeaga, Irala-Rekalde, etc. deberán atender otros parámetros, más sociales y menos especulativos. Hipotecar el suelo, Sr Azkuna, es tan grave como la hipoteca financiera. Hay que devolver su calificación original al suelo postindustrial tan alegremente recalificado para vivienda.

Volviendo al tema de las elecciones municipales, hay un capítulo que el movimiento ciudadano más castizo no puede olvidar. ¿Por qué negar a una importante franja de ciudadanos el derecho a representar y participar en las elecciones, alegando una argumentación rechazada ya por la Constitucional en las sentencias favorables a Egunkaria y Udalbiltza? Confiamos que concejales de izquierda oxigenen el escaso aire de los consistorios.

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